En unos días recibiremos el nuevo año y estoy segura que lo esperamos con mucha esperanza. Durante este tiempo es bueno mirar hacia atrás para evaluar nuestros logros, desglosar lo que aprendimos, identificar las dificultades que tuvimos y establecer el plan para el nuevo año.
No todo el mundo alcanza lo que se propone. No creo que sea por falta de «fuerza de voluntad». Siempre me pregunto, si la persona que no alcanzó lo que quería:
- ¿Tenía una meta clara?
- ¿Tenía presente su motivación todos los días?
- ¿Escribió un plan detallado?
- ¿Recibió la información correcta?
- ¿Tenía apoyo?
- ¿Cómo medía su éxito?
Si escribiste las metas que te trazaste para principios de este año, búscalas y léelas. Piensa en cada una de ellas y reflexiona. Imprime las siguientes hojas de trabajo para que hagas este ejercicio:
Reflexiona
Hazte las siguientes preguntas relacionadas a tu salud, alimentación y rutina de ejercicios. Intenta hacerlo libre de juicios.
- ¿De qué logros estoy orgulloso?
- ¿Qué aprendí este año?
- ¿De qué estoy agradecido?
- ¿Qué empecé, pero no continué? ¿Me funcionó? ¿Porqué no continué?
- ¿Qué deseo para el próximo año?
Establece un plan
Lo que deseas es lo que convertirás en tu meta. Puedes tener varias metas. Sin embargo, cada meta necesita un plan. Necesitas poner en práctica hábitos nuevos que gradualmente te llevarán más cerca de la meta. Las metas no se logran de un día para otro. Hay que trabajar en ellos todos los días.
Cuando escribimos nuestro plan es como hacer un contrato con uno mismo. Es más probable alcanzar lo que nos proponemos si lo escribimos que si lo dejamos en nuestra mente o permanece como un simple deseo.
Los hábitos saludables que quieres incorporar deben ser específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo límite. Usemos un ejemplo. Si tu meta es comer saludable, uno de los hábitos que te puede ayudar es comer más vegetales.
1. Establece los hábitos que quieres incorporar. Comienza con 1-2 hábitos al mes. Hay muchos hábitos que puedes incorporar o modificar, pero no tienes que hacerlo todo a la vez.
Sé especifico cuando escribas cada hábito. No escribas quiero comer más vegetales. Eso es muy general. No describe la porción ni cuándo en el día lo harás ni cuántas veces a la semana lo harás. Mejor escribe me voy a comer 1/2 taza de vegetales en el almuerzo y en la cena todos los días.
2. Mide tu progreso. Cada semana puedes evaluar cómo te fue con cada hábito. Imprime el este calendario:
Cuenta los días que lograste el hábito. Evalúa lo que te ayudó a hacerlo y las dificultades que encontraste. Analiza las dificultades y desarrolla estrategias para poderlo lograr la siguiente semana.
Por ejemplo, no estoy comiendo vegetales todos los días. ¿Porqué? Quizás se te acaban rápido. Una solución puede ser ir al supermercado más frecuente para comprar vegetales solamente. Quizás no sabes cómo prepararlo. Una solución puede ser buscar recetas e intentarlas.
Una vez dominas un hábito, aumenta la cantidad o la frecuencia. Por ejemplo, voy a comer 1 taza de vegetales en el almuerzo y en la cena todos los días. Gradualmente, aumenta la cantidad de porciones hasta alcanzar las porciones diarias que necesitas.
3. Asegura que cada hábito es alcanzable. Si no comes vegetales todos los días quizás querer comer 2 tazas diarias no es alcanzable para ti. Ajusta el hábito para que te sientas que lo puedes lograr. Considera lo que tiene que ocurrir para que lo puedas poner en práctica cada hábito.
Por ejemplo, tengo que tener los vegetales disponibles en mi hogar. Para eso tengo que comprarlos. Si tengo un presupuesto limitado, ¿Cómo voy a comprar consistentemente los vegetales que necesito? Si tengo poco tiempo, ¿Cómo invierto menos tiempo durante la semana preparando los vegetales?
4. El hábito debe ser relevante para ti. Tienes que tener claro la razón (o motivación) por la cuál estás haciendo este esfuerzo. Si no es suficientemente importante, no lo harás por un tiempo prolongado. Debe ser suficientemente importante para que tengas un sentido de urgencia, que no puedes dejarlo pasar, que tienes que hacerlo ahora.
Cambiar nuestro hábitos es una decisión que debe ocurrir en nuestro interior. Muchas personas a tu alrededor pueden decirte lo que debes hacer, pero solo tu puedes tomar la decisión de hacerlo. Esa razón (o motivación) para cambiar será tu gasolina en los momentos difíciles.
5. Establece un tiempo razonable para alcanzar la meta. Sé realista. Evalúa el tiempo que necesitarás para incorporar cada hábito. La suma de los hábitos saludables son los que te darán los resultados que deseas. Ponerte una fecha límite te ayuda a mantenerte enfocado.
Busca apoyo
Es más fácil cuando compartes en voz alta tu meta y tu plan con otros. Es más fácil cuando tienes un amigo que te acompaña a caminar o tienes una pareja que come lo mismo que tu o tienes tus citas de seguimiento con un profesional de la salud. No tienes que hacerlo solo.
Ve los siguientes vídeos en Facebook sobre este tema:
«Guiándote hacia una MEjor alimentación»